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Tecnología y Desarrollo
Tecnología y Desarrollo es un binomio que necesita de poca explicación a quienes asistimos a este Congreso Internacional ADIAT - CIRAA 1999, no solo porque es el tema central de esta reunión, sino porque ya forma parte de los axiomas que rigen nuestra lógica y nuestra racionalidad, de manera que no podríamos concebir a alguien involucrado con la dirección de la investigación aplicada y el desarrollo tecnológico refutando o desechando la noción de que la tecnología es portadora de desarrollo. ¿ Verdad ?...
Si dijéramos que la tecnología puede materializarse como factor clave de desarrollo, sí y solo sí, se le maneja, administra gestiona o gerencia en forma efectiva, habrá varios, quizá bastantes de entre nosotros, que estemos de acuerdo.
Sin embargo, nociones como ésta, siendo igual de relevantes y pertinentes, no acaban de "aterrizar" en el entendimiento de muchos de nosotros, y deambulan como fantasmas ignorados por algunos, como si no existieran.
La Gerencia de Tecnología vive hoy en México una de sus épocas más desafortunadas a pesar de que es hoy cuando más se necesitaría que nuestro país tuviese en la Gerencia de Tecnología uno de sus principales motores del desarrollo tecnológico que tanto necesita. Sin embargo, pareciera que nos hemos puesto de acuerdo en echar por tierra una "ventaja competitiva escondida" que mucho nos podría haber ayudado en estas Úpocas de vaivenes económicos y políticos (en materia de ciencia y tecnología).
Un Poco de Historia...
Hace unos veinte años, por allá por fines de los setentas, la gerencia de tecnología en México se encontraba en pleno despegue, después de varios años de ardua labor de convencimiento sobre las ventajas que tenía el ser autodeterminados en materia de decisiones tecnológicas, aunque no lo fuésemos en cuanto a generación de tecnologías propias.
La cruzada de tecno-evangelización emprendida por personajes a quienes se les debe mucho (como José Giral, Guillermo Fernández de la Garza y Leopoldo Rodríguez) había rendido frutos y cada día, de aquellos, nos encontrábamos con más empresas que tenían su grupo de gerencia, gestión o administración de tecnología. Incipientes, si así se quiere ver, pero movidos por un ánimo sin precedentes y por una convicción sobre lo atinado del camino que se había elegido. Quizá las visiones de aquellos entonces no eran tan ambiciosas porque se centraban mucho en la asimilación de tecnología como primer paso para acceder a estadios de mayor envergadura, pero no por ésto dejaban de tener validez.
En el primer lustro de los ochentas, ese despegue se convirtió en una realidad indiscutible. Vitro, Resistol, Pliana y otras empresas se convirtieron en paradigmas de cómo se debían manejar los asuntos tecnológicos, así como el Instituto de Investigaciones Eléctricas establecía precedentes en el campo de los centros de IyD públicos que otras instituciones buscaban emular.
A tal grado llegaban nuestros avances que en 1984 se crea el primer programa de Maestría en Gestión de Tecnología en México, precisamente en la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde antes había germinado la semilla de Giral y sus colaboradores y seguidores había sembrado desde el Grupo de Estudios sobre Desarrollo Tecnológico. Hoy, en perspectiva, podemos decir que México tenía un programa de posgrado en esta disciplina antes de que el MIT lo hiciera. Aquí ya funcionaba cuando allá apenas era un proyecto piloto.
Por esos años surgieron muchas otras iniciativas que vinieron a dar cuerpo a la "segunda ola" de la gestión (o gerencia) de tecnología de México. La Dirección de Desarrollo Tecnológico en la UNAM (precursora del Centro para la Innovación Tecnológica), Gestec en Nacional Financiera, la Dirección de Desarrollo Tecnológico en la Secretaría de Energía y Minas, Tectra en Canacintra, los grupos de gestión de los programas indicativos de Alimentos, Petroquímica y Electrónica del CONACyT, y -para no quedar fuera- TEXNE, la precursora de nuestra actual empresa (De la Tijera y Asociados), son solo algunos ejemplos de todo ese movimiento que se gestó y prosperó en los tempranos ochentas.
De haber seguido con esa tendencia, hoy tendríamos un sinnúmero de gerencias y gerentes de tecnología en empresas mexicanas, debidamente reconocidos y apoyados, así como un buen número de agentes externos, asesores y promotores del cambio en las formas de manejar los asuntos tecnológicos de nuestro país.
Regreso a la Realidad...
Pero algo sucedió que las cosas empezaron a cambiar en sentido opuesto, al grado que hoy ya no existen muchos de esos grupos o programas, ni abundan los gerentes de tecnología en las empresas, ni se reconoce a la gerencia de tecnología su papel de catalizador y promotor del desarrollo tecnológico.
Hoy campean los esfuerzos aislados y una visión muy diferente centrada más en otros paradigmas que no han sido suficientemente probados pero que han recibido mucha más atención y, sobre todo, recursos. Ahora podemos contar con más facilidad las iniciativas fallidas que las exitosas. Solo quedan algunas excepciones y solo algunos nuevos intentos, pero pocos en realidad.
Lo lamentable es que abandonamos algunas cuestiones fundamentales de ese proceso que se inició hace casi 20 años, en particular, la formación de gerentes de tecnología que tanto siguen necesitando las empresas.
El freno que le impusimos a todas aquellas iniciativas, o el que dejamos que otros y las circunstancias le impusieran, nos han llevado a lo que llamo una situación de franca y evidente crisis en la gerencia de tecnología, en casi todos los órdenes (y digo casi por no parecer fatalista).
Nos desviamos hacia temas de mayor "atractivo intelectual" y descuidamos lo que estábamos haciendo bien. Dejamos de atender el manejo de nuestras tecnologías "chaparras" y "chatas" por dedicarnos a las tecnologías altas y puntiagudas. Nos distrajimos en tratar de incubar empresas de base tecnológica y olvidamos que nuestras empresas, en materia de tecnología, todavía no terminaban de romper el cascarón. Nos atrapó la fiebre de la calidad y de los ISO, y olvidamos que sin un buen manejo de la tecnología no hay calidad que producir, asegurar o certificar. Nos atrapó el liberalismo en las políticas de desarrollo tecnológico y en lugar de convertir a los gestores en gerentes, los tratamos de volver extensionistas y facilitadores.
Para colmo, cancelamos la única posibilidad de formar gerentes de tecnología al dejar morir de inanición el programa de Maestría en Gestión de Tecnología de la UNAM y el Centro para la Innovación Tecnológica, los cuales decidimos cambiar por paradigmas totalmente contrarios a los que se están manejando en el resto del mundo. Pareciera que nos creímos el cuento de que habíamos descubierto un nuevo hilo negro y que los demás, en otras partes del mundo, estaban equivocados.
Hoy tenemos que pedir asesoría a consultores extranjeros para que nos enseñen a hacer algo que hace quince años sabíamos hacer mejor que éllos, porque en ese entonces éramos los pioneros. Y lo digo no porque nosotros seamos consultores o nos sintamos invadidos o desplazados en nuestro negocio...
Pero todas estas elucubraciones salen sobrando porque no son más que parte de una historia que ya no podremos cambiar. Lo hecho, hecho está y más vale dejarlo a un lado.
Aunque ADIAT ha recompuesto parte del camino desandado, bien podríamos abocarnos a algunas cuestiones que aún no han recibido suficiente o ninguna atención. Por ejemplo.
Estoy seguro que habrá más de uno que comparta estas inquietudes. Ojalá y seamos muchos, porque así podremos repartir el esfuerzo que -sin duda- va a ser grande...
Y, Ustedes, ¿ qué opinan ?
Sus comentarios erán bienvenidos en g.tecnol. Creemos que es muy necesario empezar a sumar voces.
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